La peletería es la industria dedicada a la elaboración de indumentaria y complementos a partir de piel y pelo animal. Su origen se remonta a la prehistoria y seguramente es la forma más antigua de elaboración de la vestimenta.
En la industria peletera se podría usar cualquier animal que tenga pelo e incluso alguno que carezca de él, pero normalmente hay dos criterios básicos que se usan para escoger el animal: que su pelaje tenga un mínimo de calidad y que sea suficientemente abundante como para soportar una producción sostenida.
Los animales más usados en peletería son los animales domésticos que se crían para obtener su carne, por lo que su piel es un subproducto. Entre ellos se encuentran vacas, conejos, cabras y corderos. La piel, como subproducto de la industria alimentaria, supone un 90% del consumo total, y del 10% restante, un 8% corresponde a pieles de especies criadas en granjas con el objetivo principal de obtener su piel y el 2% restante de pieles de origen salvaje (más de 50 especies).
Por la importancia de su producción y el daño causado a los animales, en este epígrafe veremos más en profundidad cuatro productos principalmente: la lana, las plumas, el cuero y las pieles; y qué podemos hacer para utilizar materiales alternativos que no sean pieles de origen animal.
Cada año se crían y se matan más de 75 millones de animales por la moda.
Actualmente el cuero, principalmente obtenido de los animales estabulados para consumo humano, sigue siendo todavía muy usado en vestimenta, mientras que la popularidad de las prendas de piel ha sufrido un importante descenso en los últimos años debido a la concienciación creciente de la sociedad de proteger algunas especies de animales (normativa CITES).
Aparte de la piel de los animales, las plumas de las aves también son muy utilizadas en la ropa de abrigo y la ropa de cama, debido a su alto poder de aislamiento.